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sábado, 10 de mayo de 2008

MEDITACION.

Ejercicios Devotos. AÑO 1882.
Copiado fielmente del original.

Sobre los varios sucesos de la vida.

I.


Considerando que nuestra vida esta llena de diferentes sucesos que forman todo su fondo, y componen, por decirlo así, la serie de su constitución o economía. Son pocos los días perfectamente serenos, y sin traer ahora a la memoria aquellos accidentes de la infancia, en los cuales nos asistió singularmente la divina providencia, paremos únicamente la consideración en tanta multitud y variedad de sucesos como acompañan igualmente el destino de los grandes y de los pequeños, de los ricos y de los pobres, de la gente oscura y de la que mas brilla en esos grandes teatros.

¡De cuantos malos pasos, de cuantos barrancos, de cuantas quiebres están llenos todos los caminos!

¡que continua vicisitud en lo alto y en lo bajo!
¡que montón de revoluciones en la vida de los mas dichosos del siglo!
Aquel estaba veinte años en la cima, en la cumbre del favor, y hoy gime abatido y olvidado en un oscuro rincón, sin otra prenda de lo pasado que la desconsolada memoria de sus raras aventuras. ¿Cuantos están mendigando el día de hoy la gracia y la protección de aquellos mismos a quienes ellos hicieron hombres? ¿Cuántos están dependientes de los mismos que les deben a ellos su fortuna?
de tantas casa grandes como hacen papel en la historia,
¿Cuántas hay de las cuales no nos ha quedado mas que el nombre?
Sus posesiones, sus cargos, sus dignidades pasaron a los extraños, y hasta el nombre se confundió, trasladándose a otras familias.
¿Cuantos ricos comerciantes estamos viendo cada día que viene a parar en ser deudores de los que fueron sus mancebos, sus factores o sus comisionistas? apenas acaba aquel de alhajar una casa, apenas acaba el otro de comprar una hacienda, cuando de ve precisado a cederla a un acreedor.
Un naufragio, una pérdida, un incendio, una bancarrota, un pleito que se perdió, da en tierra con toda una opulenta familia. La amistad que parecía mas invariablemente cimentada, quiebra; falta, se desmiente.
El parentesco más estrecho se desconoce cuando se atraviesan la pasión, la ambición, o el interés.

La estimación y la amistad siguen a la fortuna. Un accidente, una enfermedad basta para que muden de semblante lo mas celosos cortesanos.
Fuera de eso ¡que tristes que enfadosos incidentes en las familias más dichosas! son pocos los hijos que tarde o temprano no llenen de pesadumbres a sus padres.
¿Y cuantos matrimonios hay felices? Pero aun entre los mas iguales, entre los mas unidos! ¡que disgustos! !que de desazones por acaecimientos tan extraños como invariables!
Busca en el mundo una condición exenta de molestias y de cuidados; imagina algún estado que este a cubierto de los dolorosos accidentes de la vida. Dentro de nosotros mismos tenemos un terreno fecundo de tribulaciones y de inquietudes, que van creciendo al paso de los años.

De esa manera, mi Dios, con admirable sabiduría queréis hacernos conocer, hacernos palpar, que verdaderamente vivimos en el lugar de destierro, y que no tenemos que esperar ni consuelo ni felicidad sino en el cielo, nuestra dulce y nuestra amada patria.

(Nota: Escrito por el P. Juan Croisset en Frances y Traducido al Castellano por P. José De Isla. )

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