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viernes, 6 de junio de 2008

TRABAJO INCENTIVO DE VIDA.


PARA MUCHOS PENSAR QUE TRABAJAR ES UN INCENTIVO PARA VIVIR ES UNA LOCURA.

Pero si se elige una profesión que realmente es lo que deseamos y para lo cual nuestra actitud de vida es acorde a nuestro que hacer, si hemos elegido con libertad respetando nuestra voluntad, nuestro trabajo será un motor de vida.
Todos los sacrificios serán pocos para lograr nuestros objetivos de hacer las cosas cada día mejor y ser eficientes y eficaces será siempre la meta a seguir y si tenemos el don del servicio es la realización máxima que puede aspirar todo ser humano.
Escuche una mujer decir “el día que deje de trabajar recién entonces la muerte será mi amiga”
Lo dijo en forma figurada, pero comprendí cuanta verdad expresaban sus palabras.

El ser humano nace con un objetivo en la vida, pobres de aquellos que no aspiran a dejar huella de su paso en este mundo.

Años atrás siendo sub.-gerente en ventas de una prestigiosa empresa de Los Ángeles California, me percate que por varios días mi secretaria estaba decaída y su eficiencia mediocre, su lenguaje corporal daba a en tender su desconformidad; la llame a mi oficina y converse largamente con ella para concluir que sus intereses habían cambiado y que el actual cargo de secretaria no cumplía con los requisitos de renta que aspiraba y que la verdad se presento al cargo solo porque en ese momento el sueldo cubría sus necesidades. Dándose el caso que no estaba a mi alcance cumplir con sus expectativas la deje en libertad de seguir sus metas y contratar una nueva secretaria. Para la empresa y para mí , esta persona no cumplía con el perfil requerido para el puesto. Siendo loable y admirando la superación de una persona me limito sus intereses y expectativas.
Esto sucede muy a menudo en todo el ámbito laboral, nuestros intereses varían así como nuestras expectativas, tenemos que ser francos con nosotros mismos y tomar las decisiones necesarias para cubrir esas necesidades, “porque a la larga son necesidades “necesidades intrínsecas del ser humano” y muchas veces las expectativas son las que traicionan superando las capacidades del individuo.
Esto es algo que una persona maneja sin problemas cuando ama lo que hace y como lo hace.
El mejor remedio que existe para el luto, la pena, él dolor y hasta para la enfermedad es el trabajo que nos alegra el corazón, el poder compartir y entregar aportando lo que sabemos hacer es el incentivo que nos da una vida plena de realizaciones y poder decir ¡estoy viva!
Es una lastima que sea tan común el encontrarnos con trabajadores insatisfechos y frustrados que eligen lo que están desempeñando por necesidad no por ser un agrado, es cierto no se puede negar que todos aspiramos una justa retribución a nuestra labor pero ciertamente tenemos la elección de elegir y aceptar la paga por nuestro trabajo, pero lo que jamás podemos permitirnos es que a quien le prestemos el servicio sea el blanco de nuestras frustraciones labórales.
A fines del año pasado en un supermercado me acerque a tres empleados que estaban conversando mientras los clientes esperaban, les pregunte si ellos estaban trabajando a lo cual me respondieron que si _ entonces respondí ¿porque estamos esperando que ustedes nos atiendan? los tres me contestaron _que ganaban el sueldo mínimo y que más se esperaba en cuanto a la atención_. Para ellos eso justificaba el mal servicio a los clientes.
En el trabajo nada justifica la mala atención. Los valores, el respeto así mismos están en juego y los problemas laborales se comunican a quien corresponda en el organigrama de una empresa.

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